jueves, 10 de septiembre de 2009

Sobre viajar


El viaje comienza cuando uno ya ha decidido donde irá. Los preparativos, la ilusión. También es cierto que se viaja de otras maneras, por ejemplo leyendo un buen libro; o haciendo un viaje astral, que encima sale más barato. Pero uno es un clásico, y a veces quiere emprender el viaje físico, que también será mental.

Hace poco conocí a Santos, viajero impenitente, con blog (http://santosysublog.blogspot.com/) y programa de radio propios. Un ser libre. Le conté que desde pequeño siempre quise ir al Tibet pero que ya no, salvo que las hordas chinas -en su versión etnia han- lo dejaran todo como estaba antes de tan funesta invasión. Me dijo que lo entendía, aunque él sí quiso entrar -de forma digamos heterodoxa- y claro, le cogieron los chinos...Iba en el maletero de un coche. Emprende ahora por segunda vez etiópico viaje; en su opinión, una experiencia más potente que la que provoca Japón. Qué diría la Coixet.

La Bretaña francesa. Uno no es Chatwin (ni lo querría ser, para qué), así que hará el trayecto convenientemente vehiculizado. Para llegar allí, pasaremos por San Juan de Luz y rendiremos tributo al señor de Montaigne no lejos de Burdeos (por cierto que el de la Montaña dejó escritas magníficas frases sobre el viajar). Visitaremos algún castillo sobre el Loira para llenarnos de glamouroso esprit, beberemos buenos caldos del lugar, y estaremos preparados para desobedecer el hipotético programa optando por carreteras secundarias de incierto destino.

Leo unos cuantos foros de viajeros, y me estreso. Jornadas programadas con antelación y al dedillo. Decenas de lugares cada día; hasta los restaurantes donde comerán. No quiero eso, prefiero sorprenderme con lo inesperado, sean gentes, lugares o construcciones. Y sabemos que, al fin y al cabo, estaremos bajo la protección de Belsamen y Teut...