Con la lectura sobre el cierre de El Bulli y las vacaciones que se tomará el Adrià durante dos años, vuelve uno a fantasear con esa idea de tomarse un año sabático. O, qué demonios, porqué no un quinquenio lustral. En esto, y en contra del
dictum vanderohiano ("less is more"), cuanto más mejor.
Al respecto, se me ocurre que: 1) sabático debe venir de sábado, el mejor día de la semana; 2) a quién no le gustaría romper con la rutina, con los horarios y sobre todo con los pelmazos, a los que estamos obligados a aguantar tantas horas al día. Aunque sea para hacerse con otra rutina, con otros horarios, con otros pelmazos...3)en la Ejpaña de mis entretelas hay que echarle valor para tomarse un año sabático porque eso está mal visto: si así pecas, a tu regreso tendrás muchas más dificultades de las ya existentes -y ya es decir- para reengancharte en la cosa laboral, salvo que tu papá sea el dueño de la empresa. Y 4) el años sabático sólo se lo pueden permitir algunas minorías, los happy few: ricos o funcionarios, mayormente.
Yo pequé, o casi. Un par de veces. La primera, hace ya bastantes años. Me despedí, y me tomé nueve meses libres. Gracias a eso pasé unos meses en Axterixland y mejoré mi pauvre français. Gracias a eso conocí a nuevas gentes y parajes. Gracias a eso me pegué un viaje en coche -déjate de rutas 66- hasta casi Dinamarca, en el viejo Opel Ascona. Gracias a eso, en definitiva, me sentí de nuevo libre y me reciclé por fuera y por dentro. Percibí que era una medida muy higiénica...
La segunda vez que sabateé, fueron casi seis meses. Ocurrió hace bien poco. Lo gracioso es que no lo elegí yo, sino los ineptos que me recolocaban en Madrid. Al no saber con seguridad en qué momento empezaría, me autoconvencí de que tenía que moverme poco, no fuera que me llamaran de un día para otro. Y aunque ahora me arrepiento por no haber hecho de mi capa un sayo, me dio tiempo para mirarme bien el ombligo y ocuparme de menesteres más o menos lúdicos.
En todo caso, vuelvo a estar preparado. Que alguien me diga el qué, el cómo y el cuándo y estaré dispuesto para tomarme otro tiempo sabático. O incluso dominical.