viernes, 30 de diciembre de 2011

Apuntes (1)




Fuimos a la FNAC a mirar discos y libros. Estaba lleno de gente. Para mi sorpresa, habían montado unas cuantas mesas destinadas a que algunos autores, en una especie de Feria del Libro navideña y reducida, firmaran los libros que los lectores (un suponer) les presentaran. Reconocí a Pilar Urbano, Giralt, Javier Moro, Rafael Reig (el único que sonreía) y Alberto Olmos. Juro que durante el rato en el que estuve espiándoles, quizá media hora, no vi a nadie que se les acercara. Sin embargo, no menos de treinta personas hacían paciente cola para que les firmara su ejemplar Quino, el dibujante. En conjunto, una escena sorprendente y clarificadora.


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Aprender, a la manera de Montaigne, a no hacer nada sin alegría.


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Best-seller: dícese del adjetivo inglés y extraliterario que se ha convertido, por obra y gracia del marketing pseudocultural, en todo un género literario.


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La felicidad en los días navideños consiste en, más que nunca, quedarse en casa leyendo un buen libro o, porqué no, escribiendo estos apuntes.


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Aunque hace ya mucho tiempo que desistí de estar en todas partes al mismo tiempo, no me resisto a copiar aquí los versos de Saint-Vicent que acabo de leer con envidia y frustración:


Quemo la vela por los dos extremos

No llegará a terminar la noche

Pero oh mis enemigos oh mis amigos

Da una luz adorable

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Quizá el buen lector se distingue no por los libros que ha leído -eso es lo que nos habían dicho-, sino más bien por aquellos que ha dejado de leer.


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Que el corazón de una ciudad de varios millones de habitantes se quede paralizado porque las autoridades municipales permitan organizar una misa multitudinaria en pleno centro (¡y en día laborable, con la que está cayendo!) da que pensar. Y lo peor de todo es que, si se te ocurre comentarlo, siempre habrá alguien que te tache de antirreligioso o incluso de antidemócrata. Es el mundo al revés, que diría Galeano.

martes, 27 de diciembre de 2011

Consejos para no escribir

1. Hoy hace sol, así que coge la bici y date una vuelta por el Madrid-Rio. Durante el trayecto, fíjate en las pequeñas (¿pequeñas?) cosas: el agua del río con su brillo plateado, los árboles cada vez más altos, la cara de felicidad de los niños patinando, montando en bici, jugando a la tirolina. Detente en algún momento, preferiblemente a la altura de la Casa de Campo, estírate y saluda al sol, como adorador de Ra que eres.

2. Haz un viaje (si es mental, también vale). Piérdete por las calles de una ciudad, visita sus monumentos, prueba la comida típica, pega la hebra con algún lugareño; y si elegiste la naturaleza, camina por sus senderos y observa esas portentosas obras de arte llamadas montaña, árbol, pájaro, río.

3. Si no tienes el mar a mano, date un baño en la piscina. No pienses en emular a David Meca, sino en ir brazada a brazada, respirando, sintiendo el agua. Siéntete pez. Y deja de pensar. Nada mientras nada te perturba.

4. Queda con alguien con el que te sientas a gusto. Habla, rie, cuenta, escucha, toca. Disfruta de su compañía.

5. Elige una buena película. En casa no, hombre. Vete al cine, a uno de esos de versión original que abundan en tu zona. Ver una película doblada es como escuchar a tu amor hablando con una voz que no es la suya.

6. ¿Llegas a casa y ya quieres ponerte a escribir? No fastidies. Ahí tienes un cd con buen jazz, o mejor todavía: pon algo que te haga bailar. No pienses, sólo muévete al son de la música.

7. Si todavía sientes la tentación de escribir, busca un buen libro y se te quitarán las ganas. Nada como una prosa admirable y ajena para olvidar las ínfulas literarias de uno.

8. Ama. Haz el amor. Practica el sexo.

9. Disfruta de una buena comida. ¿Te diste cuenta que la variante japonesa te alegra? ¿Y que un sitio árabe te sugiere? ¿O que la comida en tu colombiano favorito te hace estar en paz con tu estómago y con tu alma? La comida no está hecha para deglutirla sin más. Demórate con ella todo lo que puedas. Dentro de este apartado incluimos cocinar para tu pareja un plato suculento.

10. ¿Que ya no te quedan excusas para no ponerte a escribir? Llama inmediatamente a un par de amigos, y que se pasen por tu casa a tomar unos gin-tonics.