Quicquid conabor dicere, versus erit. Cualquier cosa que se diga, será transformada en verso. Y cómo nos gustaría poder convertir cualquier trasunto humano en poesía verdadera, perdurable. Pero para eso hay que tener talento, además de sentimiento.
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Entramos en un restaurante vegetariano. Lo lleva un Hare Krishna, así que hay garantías de que la comida estará hecha con cariño y con buenos ingredientes. No tengo hambre, y nada detesto más que comer sin apetito. Pero me propongo comérmelo todo, más por reconocimiento a la labor bien hecha que por educación. Después de tres platos, estoy saturado. Pero contento. Y se me ocurre que, probablemente, en ese inesperado local alicantino haya más diversidad en el paisanaje que en cualquier otro local de la ciudad.
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Las celebraciones navideñas, el escenario ideal para conocer cómo andan las relaciones interfamiliares.
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Hay libros que nos hacen perder el tiempo durante horas y otros que, en unos minutos, nos conceden una alacridad impensable. Así "Más realidad", de Miguel Ángel Arcas:
Siempre se regresa a otro lugar.
Nunca se vuelve del mismo sitio.
El aburrimiento envejece.
El verdadero rostro se ve en el sueño, en la lascivia y en la muerte.
La música nació para combatir el miedo,
para eludir el pensamiento,
para sobrevivir a la noche.
Es preferible el brote verde de las ideas
que el tronco seco de la convicción.