jueves, 30 de diciembre de 2010

Fin de año


Nos puede gustar más o menos, pero el fin de año llega para todos. Y aunque sea una convención más (cosas del calendario gregoriano), no podemos negar que los ciclos de principio y fin o si se quiere de nacimiento y muerte están inscritos en el ADN del hombre. O casi.

Todo éste prólogo para decir que se acaba 2010 y comienza un nuevo año, y para mí vale decir que se acaba una parte de mí y comienza otra, renovada.


Y desde luego, mis mejores deseos para aquell@s a los que quiero.


Borges sugería anotar en un trozo de papel lo que deseábamos del nuevo año, antes de que éste comenzara. Y yo volveré a la tradición borgiana, como cada año. Pero estos días me llevan también al comienzo de la autobiografía del gran Bertrand Russell, uno de los pocos seres admirables de verdad que han existido.


Que esas palabras estén con vosotros el 2011 y todos los días de vuestra vida. Si así lo queréis.


Tres pasiones, sencillas pero extraordinariamente intensas, han gobernado mi vida: el deseo de amar y ser amado, la búsqueda de conocimiento, y la compasión por los sufrimientos del ser humano...