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No aspiro a mucho:
quitarme los zapatos
y leer al sol
(haiku benidormí)
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En el libro de Jaime Jaramillo titulado "Método rápido y fácil para ser poeta": el buen poema es un vómito de piedras preciosas.
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Desde los tiempos del bodrio aquel de Glauber Rocha no había visto una película tan lamentable como la última de Lars von Triers. Hablo de "Melancholia". Pretenciosa, inverosimil, absurda. Me va a pasar como con Almodóvar, del que ya sólo vuelvo a ver alguna película de hace años, antes de que se echara a perder. Y no es sólo por hacer caso a Carlos Boyero...
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Veo en las noticias las imágenes del crucero encallado frente a las costas de la isla de Giglio y pienso en una ballena varada. Y claro, el capitán italiano poco tiene que ver con Ahab, el mítico perseguidor de Moby Dick, sino con lo más hortera, estúpido y absurdo que anida en la condición humana.
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Advertencia (que suscribo sin fisuras) en las fichas de las películas proyectadas en los valencianos cines Babel: "Está prohibido entrar comida o bebida en las salas de proyección, en beneficio de los espectadores y por respeto a los autores de las películas". Impecable.
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Apuntes para una mitología personal: No somos tan sólo adoradores de Ra; también nos postramos antes Kairós, ese dios inasible (¿Y qué dios no lo es?) del momento oportuno.
O equipo do críticos Kalamari nao apreço moito Melancholia. Aunque tem estranha energía fatalista. Mais Lars sigue estando en la lista do melhores directores das 2 últimas décadas por seus antigos films
ResponderEliminarhttps://sites.google.com/site/zenkalamari/
Nao mente o malogrado Rocha. Seus demonios se podían aparecer en la Terra do Sol. Y entao chegaría el llanto y crujir do dentes
me gusta, pero sobre todo me gustas vos... feliz!
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